No podemos vivir eternamente rodeados de muertos y de muerte. Y si todavia quedan prejuicios hay que destruirlos. EL DEBER del escritor, del poeta, no es ir a encerrarse cobardemente en un texto, un libro, una revista de los que ya nunca mas saldra, sino al contrario, salir fuera, para sacudir, para atacar a la conciancia publica, sino ¿para que sirve? ¿y para que nació?